Sierras y Equipos

Lijado y calibrado, para acabados óptimos en superficies de madera

¿En qué consiste el lijado y calibrado?  

El lijado consiste en frotar las superficies de las piezas de madera con un abrasivo con el objeto de pulirlas o alisarlas, se produce principalmente en actividades de segunda transformación de la madera. Las piezas pueden ser de madera maciza o tableros de aglomerado.   

Según el tipo de proceso utilizado, se puede realizar manualmente o mediante el uso de máquinas lijadoras de banda donde el operario desliza la pieza de madera por la banda de lijado con la ayuda de un patín y una mesa móvil, manteniéndose la lijadora estática, y para el caso particular de las lijadoras-calibradoras, el deslizamiento de la pieza es automático mediante cinta y rodillos de arrastre, el operario únicamente coloca y/o recoge la pieza de la banda.  

Importancia de un buen lijado 

El primer paso para obtener un buen resultado en los acabados finales de una pieza de madera es un excelente proceso de lijado. Si no se realiza un lijado adecuado, la terminación no será óptima y dará un resultado por debajo de la calidad esperada.  

Casi todas las actividades de fabricación, relacionadas con en el sector dela madera y el barnizado, realizan tratamientos de la superficie en los que el lijado desempeña un papel clave a la hora de conseguir el acabado deseado de la superficie final, uno de los objetivos del lijado es eliminar irregularidades en la madera permitiendo calibrar y alisar la superficie, en algunas ocasiones permite además el realce de texturas y relieves, en otras, solo es crear rugosidad superficial para un proceso posterior de barnizado o pintura. 

Consideraciones importantes 

El lijado con máquinas, por regla general, debe realizarse en el sentido de las fibras de madera. Si se lija en sentido transversal a las mismas, el volumen de viruta será mayor y la superficie podría ser más áspera. Las excepciones son, por ejemplo, los marcos de madera ensamblados, donde no es posible lijar en sentido de las fibras las partes unidas en ángulo recto. 

Es fundamental contar con la maquinaria adecuada así como con el personal experimentado que conozca los parámetros del proceso según el tipo de madera (velocidad de corte y avance etc.) pero existen además unas consideraciones importantes para el éxito en dicho proceso:  

  1. No lijar las superficies de madera que estén húmedas o mojadas. La humedad presente en las fibras de la madera evita que las fibras permanezcan levantadas y puedan ser fácilmente eliminadas durante la operación de lijado. Además, el polvo generado se convierte en una especie de masilla que embota y satura los granos abrasivos. 
  2. Ejercer la mínima presión de lijado posible para evitar acabados pobres y que no sean uniformes. El lijado que se realiza con una presión excesiva facilita que haya áreas de la pieza brillantes, pulidas, suaves al tacto, pero con una rugosidad no uniforme que se traducirá en colores no homogéneos en la fase de pintura. Del mismo modo, nos podemos encontrar con problemas de anclaje del barniz si la superficie lijada ha sido pulida por un exceso de presión. 
  3. La clave para conseguir un buen pulido está en utilizar el tipo de grano adecuado según el acabado esperado, e ir bajando el grosor del grano a medida que se va lijando la pieza.   
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